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Los propietarios de este original dúplex madrileño se dedican al mundo de la televisión y la publicidad. Y no os creáis que lo contamos sin más. Es un dato muy importante para entender el proyecto, ya veréis por qué. Lo mismo que decir que uno de ellos siente especial apego por el estilo árabe de su tierra natal.
Una combinación cuanto menos llamativa que el arquitecto de interiores Francisco Silván a traducido en esta vivienda llena de luz y color.
Los propietarios iban buscando que la vivienda rebosara vida. Algo que llevó a definir en un estilo retro muy original, mezclando mobiliario de los años 60 y 70 y sobre todo, mucho color. En la fotografía del salón podemos comprobar que el color viene en este caso por medio de la iluminación indirecta y empotrada en el techo.
Las texturas jugaron también un papel importante, puesto que se quería la máxima riqueza tanto en el pavimento y mobiliario como en paredes y textiles.
Esta original escalera es la que une las dos plantas del dúplex. Un elemento estructural que también se convierte en una escultura muy sugerente, debido, principalmente, a su barandilla transparente en curva.
La casa es un mezcla de estilo oriental y occidental, los cuales se van mezclando a lo largo de las distintas estancias. La imagen anterior correspondía a un estilo occidental. La imagen actual, es de estilo árabe. Se trata del comedor y en él la intención era generar una atmósfera muy exótica y escenográfica, lo que se ha conseguido mediante el uso de un mobiliario adecuado y el color dorado en muchas de sus superficies.
En la cocina el rojo y el negro son los colores empleados para todas las superficies. Dos colores que generan un fuerte contraste y que encajan con el estilo de toda la casa.
El objetivo era definir cada estancia del dúplex mediante un color y un estilo.
El dormitorio se ha pensado como una cueva de relajación en la que la iluminación juega un papel fundamental, puesto que es la encargada de generar el ambiente deseado. En el centro de la habitación se encuentra la cama, envuelta por el volumen que viene definido por varias paredes cada una de ellas de un material distinto y, por lo tanto, de diferentes texturas.
Al igual que en el dormitorio, el color elegido ha sido el rosa fucsia, un color muy llamativo que contrasta con el resto de las superficies de colores neutros, madera y piedra. Y como se concibe como una prolongación del dormitorio, la conexión con él se hace de forma directa por medio de una pared de cristal.
Así se eliminan completamente las barreras visuales.
