El equipo de arquitectos portugués Gaape Arquitectura sabía que esta casa tenía un encanto especial. Que tenía ese algo que merece la pena mantener, pero que hay que reformar para que luzca como se merece. Por eso esta casa en la playa muestra su pasado pero desde una estética renovada, moderna y luminosa sin perder un ápice de su estilo. En las siguientes imágenes vas a comprobar lo que te estamos contando y a conocer cómo los expertos han conseguido mezclar presente y pasado.
Te presentamos la casa de la playa. Entre el mar y la ría, esta casa de fachada de azulejos y cuatro plantas tenía una presencia poderosa. Su terminación con un frontón con un perfil sinuoso y los azulejos que revestían su pared, la hacía única. Pero el paso del tiempo se hacía evidente, y era necesario la intervención de los expertos para hacerla más asombrosa todavía. Ha habido cambios externos pero también de interiores, con el objetivo de que sea una casa bonita, pero también cómoda para sus usuarios.
Esta es la nueva imagen de la casa, con su remate final intacto en forma, pero no en color ni en materialidad. La fachada ahora luce una combinación de blanco y gris, y los azulejos han sido eliminados por completo en una apuesta por la sencillez. También los huecos han sido modificados: ahora la segunda planta solo tiene dos, pero mayores, y el central se ha suprimido. La planta baja ahora cuenta con una celosía que conecta con el exterior pero aísla a la vez, manteniendo la privacidad.
La parte trasera de la casa difiere mucho de la principal. Si antes veíamos pocos y pequeños huecos, ahora, la fachada se abre por completo al jardín trasero. Cada una de sus tres plantas cuenta con una galería con cerramientos acristalados y contraventanas correderas blancas, que sirven como protección solar. Hay una cuarta planta que antes no podíamos ver pero que ahora se intuye, y en la que se ha situado una terraza.
Es hora de meternos en la casa y conocer sus habitaciones. Empezamos por la cocina, una estancia amplia, generosa y llena de luz. El suelo de madera en combinación con una encimera del mismo material y muebles en blanco, es perfecta para una casa de playa. Además, el espacio entre la encimera principal y la otra superficie que sirve de trabajo, es suficiente para que puedan trabajar varias personas en la cocina. Las lámparas de techo de estilo industrial metálicas contrastan con la calidez de la madera.
Esta otra fotografía muestra el interior de la casa desde la primera planta, mirando hacia abajo. Así descubrimos que la cocina y el comedor comparten planta baja y que ésta se conecta con el jardín y con un comedor exterior. Que hay una bonita lámpara de cristal que cuelga desde la segunda planta recorriendo una doble altura sobre el comedor. Al balcón del primer nivel se tiene acceso por dos laterales y cuenta con un cerramiento de cristal que lo convierte más que en una estancia, en un punto de luz necesario en esta doble altura.
Justo al lado de la cocina y en la planta baja se ha situado una bonita mesa de comedor de madera, de estilo rústico, que contrasta con las superficies blancas y sencillas del resto de la casa. Un mueble de madera pintado de verde situado al lado de la mesa, completa este rincón tan de campo. Añade un poco de historia al lugar. Pero para huir de la oscuridad de las casas antiguas se ha abierto el techo y creado la doble altura que hemos visto ya en la imagen anterior.
¿Te acuerdas de los azulejos de la antigua fachada? Pues no es que hayan sido reutilizados, pero sí que se hace un guiño a esta costumbre en la arquitectura portuguesa y las paredes del cuarto de baño se revisten de bonitos y delicados azulejos blancos. El mismo color que tienen los modernos sanitarios. El suelo, para contrastar y unificar con el diseño del resto de estancias, es de madera. Un gran espejo sin marco duplica la luz y el espacio.
Al cruzar la cristalera de la planta baja en dirección al jardín, nos topamos con esta terraza, con suelo de madera y una sencilla escalera formada por peldaños de madera sin contrahuella, lo que la hace mucho más ligera. Una sencilla barandilla de barrotes metálicos casi imperceptible hace que sus usuarios se sientan seguros al subir por ella a la galería de la planta primera. Unos cuentos muebles de madera, tejidos naturales y muchas plantas de exterior terminan de crear este bonito rincón exterior.
Pero nos hemos acordado de que esa escalera de la imagen anterior no es la única que merece la pena conocer. La conexión interior de la casa se hace por medio de esta escalera, también de madera, pero mucho más clara que la exterior, y esta vez, sí que sus peldaños tienen huella y contrahuella, ya que lo contrario no sería muy práctico ni cómodo para una escalera de estas medidas. La ligera barandilla blanca metálica de barras horizontales contrasta con la robustez de los peldaños.
El rincón secreto y más especial de la casa se reserva para la cuarta y última planta. En ella se ha diseñado una pequeña sala de estar con un cerramiento de cristal que da acceso a una terraza con vistas a la ría. Si se abren por completo las puertas, la separación del interior y del exterior será casi invisible. La decoración de esta estancia es sencilla, pero muy marinera, con algunos detalles y objetos de decoración que nos conectan tanto física como mentalmente con el mar.