Te invitamos a seguir sorprendiéndote con fabulosas residencias, producto del ingenio y la creatividad de nuestros profesionales mexicanos, en donde lo mejor es que se encuentran en nuestro país.
La casa que te compartimos hoy es una residencia construida en el 2017 en Ciudad Guzmán, Jalisco, en un terreno de 2700 metros cuadrados, quedando en una edificación de 295 metros cuadrados construidos.
El proyecto y la obra fueron realizados por los expertos Jorge Barrientos Soto, Jonathan Flores y Eduardo García, del despacho Zona Arquitectura Más Ingeniería. Las fotografías que presentamos son obra de la lente de Carlos Baltazar.
¿Nos acompañas a maravillarte y disfrutar de este excelso diseño?
¡Para dejarte con la boca abierta!
La fachada principal es simplemente majestuosa: en una rica combinación de materiales y texturas naturales con estructuras industriales, el resultado en un juego volumétrico interesante que integra la privacidad y protección que brinda la piedra, con la transparencia y luminosidad que otorga el vidrio.
Nunca un pórtico abierto fue tan atractivo. Aún sin contar con una cubierta o techo sobre la terraza, esta funge como una explanada o mirador del paisaje, que puede disfrutarse lo mismo afuera, entre los macetones, que adentro, detrás del muro de cristal.
Desde la vista frontal, la casa se muestra desnuda, abierta y libre en la zona social, dejando sin embargo la privacidad para el área de las recámaras y servicios.
Un gran envoltorio de concreto aparente resguarda el gigantesco ventanal, reforzando la sensación de seguridad con el bloque de piedra a un costado y la base de concreto y piedra de la explanada.
El juego de colores, que navega entre lo natural de la piedra y lo industrial del concreto, se realza con el fondo azul añil de algunos volúmenes y las luces interiores, que destacan los acentos del mobiliario en color azul aqua y turquesa.
Recorriendo la explanada, llegamos al jardín lateral. Una especie de terraza sobre el nivel del terreno rodeada de un discreto, sencillo y colorido jardín, conecta el interior con los exteriores.
En medio de este paisaje, entre colinas y desniveles, la residencia surge, magnífica y sobria, como piedra de río sobre la ribera.
Al jardín se le puso especial cuidado para que luciera colorido y frondoso, mientras funcionara como escenario de la obra arquitectónica, sin restarle vista ni cubrir detalles de la fachada.
Hay macetones con flores de temporada, juegos de texturas en los cubrepisos, césped y abustos, manteniendo horizontalidad alrededor de la altivez de la edificación.
Las texturas exteriores no son sólo apariencia, los materiales son estructurales y se muestran, en todo su esplendor, en cada detalle del interior.
El cubo de piedra que se aprecia por fuera es, por dentro, el espacio que alberga la escalera y una delgada jardinera al costado, ofreciendo un aspecto encantadoramente rústico junto a una escalera perfecta, refinada y de lujo.
La entrada principal nos recibe con un vestíbulo que distribuye el acceso hacia el piso superior, hacia la zona de servicios y hacia el área social.
Desde este momento, la paleta de colores se hace visible en un ambiente alegre y divertido: el azul aqua en mobiliario y del vidrio templado del barandal destaca entre las superficies blancas y los revestimientos grises de piedra y gresite.
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Toda el área social se abre en una doble altura para aprovechar al máximo las vistas y la luz, en una atmósfera de luminoso glamour, color y brillos.
El estilo contemporáneo hace gala en este espacio, resaltando los detalles rústicos e industriales del concreto aparente, los detalles de la piedra y el paisaje natural a través del ventanal.
La gama de colores es espléndida: azul sobre gris sobre azul sobre blanco, con acentos discretos en madera clara y acero negro.
Tanto en el comedor como en la sala se puede disfrutar de una hermosa vista desde el mezzanine de la segunda planta.
En esta zona, el mobiliario se presenta más cálido, manteniendo la misma tonalidad de madera en sillas, comedor, cocina y detalles decorativos. Este toque natural se integra perfectamente a las tonalidades grisáceas y azules del diseño.
La enorme fachada transparente corresponde a la zona social, estancia y comedor. Las vistas son inigualables, pero lo es más la monumentalidad de la estructura. Debe ser increíble encontrarse en esa estancia, ante el paisaje, frente a una estructura que luce tan frágil y que al mismo tiempo es tan segura e impresionante.
El manejo de las texturas, los materiales desnudos, los revestimientos en piedra, material porcelánico, madera clara y vidrio crean una atmósfera cálida que, junto al gran ventanal, se vuelve imponente.
Esta es la vista desde el mezzanine del segundo nivel, el cual nos permite disfrutar no sólo del paisaje interior de la residencia, sino de las impresionantes vistas del exterior al aprovechar la transparencia del gran muro a doble altura.
Las luces dirigidas destacan la belleza de los materiales, contrastando entre la calidez de la piedra y la madera, el frío del vidrio y el acero, y el confort de los textiles.
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El exterior es irresistible desde lejos, como ya hemos confirmado, pero al acercarnos, podemos descubrir el encanto de las texturas: ladrillo de barro, rústico absolutamente, junto a muros de piedra natural, marqueterías de acero y grandes ventanas de cristal.
Nos despedimos con dos vistas de la residencia al atardecer, para descubrir la misteriosa belleza que engalana el diseño al caer la noche.
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