¿Qué alfombra elegimos para el salón?

Uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir alfombra para el salón de casa es el color. La alfombra no es un simple complemento textil más. La superficie que ocupa es grande y el color elegido cambiará, en cierto modo, el aspecto global de tu salón. Si elegimos un color frío crearemos ambientes más relajantes, mientras que los colores cálidos darán un toque más energético y agradable. Los colores neutros y claros se recomiendan cuando queremos darle más amplitud a la habitación, pero son más sucios, así que si escogemos una alfombra blanca asegurémonos de que es fácil de lavar. 

En este ejemplo, esta alfombra naranja, de pelo largo, da una cálida sensación de comodidad. Se trata de un color lleno de energía, pero también con la melancolía impresa del otoño.  Una alfombra que invita a caminar descalzo sobre ella, e incluso a sentarse en el suelo, utilizando de respaldo el sofá y leer frente a la chimenea. 

En muchas ocasiones, la alfombra es una de las últimas piezas que entran en el salón una vez lo hemos decorado al detalle. Aprovechemos que ya sabemos cuál es el estilo que predomina en la habitación para elegir el modelo más acorde con ella. Los colores de la habitación marcarán el color de la alfombra, pero también los estampados y hasta los tejidos. La idea es que la alfombra no se vea como un añadido, sino como un elemento indispensable. Por eso, si tienes un ambiente muy cargado, con muchos cojines o unas cortinas con mucha presencia, elige una alfombra más ligera. Lo mismo ocurre con el estampado, si hay mucho en la sala quizá sea mejor elegir algo menos recargado. 

En esta habitación, la alfombra sigue con la línea de colores crema usado en el resto de la habitación. Sus rayas irregulares son un estampado liviano que encaja perfectamente con el sutil estampado floral del sofá. 

Una vez que sabemos las tonalidades con las que queremos jugar, es necesario saber qué estilo de alfombra queremos para nuestro salón, ¿clásicas o modernas? Si nos decidimos por las primeras tenemos mucho donde elegir. Lo primero que debemos saber es si preferimos la calidez de la lana o la suavidad del algodón. También qué tipo de estampado nos va más: el tradicional de los kilim turcos, los motivos persas o el nudo hispano-árabe de la alfombra de producción española. Hechas a mano, las alfombras clásicas son una inversión a largo plazo. En el ejemplo que vemos, la alfombra de inspiración oriental es la elección perfecta para este espacio tradicional y rústico.

El material es otro elemento a tener en cuenta a la hora de elegir una alfombra. ¿Queremos que sea natural o sintética? Todo depende del presupuesto que tengamos, ya que las alfombras acrílicas son más económicas que las de lana o algodón y aunque las calidades no son comparables, hoy en día casi todos los materiales pueden ser sintéticos. Incluso la piel. Una manera de no herir algunas sensibilidades cuando nos decidimos a poner un modelo tan salvaje y llamativo como el que vemos en este salón. Un punto aventurero que nos recuerda a nuestros ancestros. 

Hasta en los ambientes más modernos y trasgresores hay espacio para una alfombra. Aquí la escogida sigue la técnica patchwork, es decir se trata de fragmentos de diferentes tejidos que se unen entre sí para crear algo nuevo. Una técnica con muchos años a sus espaldas pero que en los últimos tiempos se ha puesto especialmente de moda. Aquí los colores brillantes convierten a este clásico en una alfombra moderna, perfecta para una ambiente diáfano como el que vemos en la fotografía. Una apuesta de contraste que funciona a la perfección.

Hablando de salones modernos, échale un vistazo al libro de ideas Salones modernos: un concepto, diferentes estilos.